Adiós al notario de Mauthausen
Fallece Mariano Constante, el oscense que estuvo preso en el campo de concentración nazi y que vivió para contarlo. Y lo contó.
En 2010, le tocaba cumplir 90 años. O quizá fueran 65. Según lo que él quisiera celebrar. Porque Mariano había nacido en 1920, pero fue en 1945 cuando logró salir del campo de concentración de Mauthausen. Son muchas las cifras que se amontonan en tan larga trayectoria, pero quizá una nunca podría olvidarla: el 4.584, su número como prisionero allí.
El dicho de las siete vidas le iba como un guante. Aunque las suyas fueron ocho. Porque, además de los sufrimientos que tuvo que padecer por la sinrazón nazi, fue condenado a seis penas de muerte en su país, en la España franquista, donde no pudo regresar hasta 1963.
El oscense Mariano Constante hizo honor a su apellido durante toda su vida. Nacido en Capdesaso, combatió en la Guerra Civil en la 43 División del Ejército Republicano Español, que estuvo en el paso de Bielsa, y fue militante de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Se exilió a Francia en febrero de 1939 y, tras estar enrolado en una Compañía de Trabajadores Extranjeros al servicio del Ejército francés, cayó prisionero de los alemanes cerca de la línea Maginot una vez que cayó París, en junio de 1940.
Su llegada a Mauthausen fue el 7 de abril de 1941. Pero él decía no recodarlo bien. Prefería acordarse de la liberación. "Era muy duro saber que acababa nuestro holocausto, pero que muchos no estaban presentes", diría en una entrevista a HERALDO. Además de los horribles trabajos que soportó, tuvo que despedirse de muchos compañeros. A Mauthausen entraron 841 republicanos aragoneses, de los que murieron 474. Su subsistencia allí tuvo mucho que ver con la organización clandestina que logró organizar, sin contar la solidaridad entre los presos españoles y, aunque parezca mentira, el sentido del humor. "Era una de las cosas que nos impusimos", contó. Salió el 5 de mayo de 1945. Pero fue difícil olvidar. Es más, nunca lo pretendió. El histórico preso fue el más prolífico y notario de lo que ocurrió en aquellos siniestros barracones. Sus libros, como Triángulo Azul. Los republicanos españoles en Mauthausen, Los años rojos o Yo fui ordenanza de los SS, se convirtieron en la memoria viva del terror nazi.
Constante fue condecorado con la Medalla a los Valores Humanos por el Gobierno aragonés en 2002 al reconocer su papel como "ejemplo vivo de la lucha del hombre contra la intolerancia y por conseguir un mundo en el que los seres humanos podamos convivir en paz". Su labor también mereció diversos reconocimientos nacionales e internacionales.
"A veces me dicen si es preciso que siga contando lo que pasó. Pues sí", declaró hace unos años. Y así hizo siempre. De hecho, iba a ser entrevistado por un equipo de Factoría Plural que está elaborando un documental sobre los aragoneses en Mauthausen. Pero una afección cardiaca que le tuvo hospitalizado varios meses consiguió el pasado 20 de enero en su casa de Montpellier lo que ni el franquismo ni el nazismo hicieron: apagar su voz. Sin embargo, su mensaje sigue vivo.