Universo Lípiz: último matancero defensor de la República Española

 

Universo Lípiz: último matancero defensor de la República Española

 Por Michel Porcheron (La Habana)

A principios de 1940, el joven combatiente cubano Universo Lipiz estaba todavía en Dachau. Tenía 21 anos.  Fue un reconocido luchador antifascista en la Guerra Civil Española



 Por primera vez desde 1943,  la familia Lipiz de Matanzas hizo el paso hacia el año nuevo sin su Patriarca, Universo. Nunca más la vida en la casa modesta del barrio de Pueblo Nuevo, en las afueras de la ciudad, será la misma. En el pequeño balcón, nunca más aparecerá ese humilde héroe de seis anos de la Historia mundial del siglo XX, la que se escribe con mayúscula.

Muchas familias cubanas tienen patriarcas en su seno, abuelos de 90 años y más. Universo Lipiz Rodríguez falleció en 2009 a sus 91 anos. Pero pocas familias pueden vanagloriarse hoy en día de haber vivido una vida de cada día con uno de los últimos combatientes antifascistas cubanos de la generación de Universo.  Los de los años 30. Era Universo el último de Matanzas, donde nació el 6 de noviembre de 1918.

 Desde los 17 años de edad enrolado en guerras contra el fascismo – la guerra civil española y la II Guerra mundial en Europa— este cubano puede contarse entre los muy pocos hombres que logró escapar del campo de concentración y exterminio nazi de Dachau, durante la II Guerra Mundial. Huyó a Francia ocupada por los nazis y volvió a cruzar la frontera de vuelta a España, desde donde Universo partió definitivamente a Cuba a finales de 1942.

“Justo a las tres de esa madrugada del 14 de agosto (2009) el intenso calor de La Habana ponía los nervios de punta- sonó el teléfono, cuenta Idania Trujillo. “Llamada de distancia a estas horas, qué será? Del otro lado de la línea una voz entrecortada y triste nos trae la noticia: “¡El viejo ha muerto...!”.

 Comenta Idania Trujillo (http://www.centropa blo.cult. cu/
> boletines/bol_ 116.pdf
)
en el Boletín Memoria de septiembre pasado (firman Idania Trujillo y Elizabeth Rodríguez): Te fuiste, viejo, pero te quedas y de qué manera, en quienes te conocimos y aprendimos a amarte. Cómo olvidar tu gestualidad, la entrecortada cadencia de tu voz, tu pelo blanco, esa mirada intensa y traviesa; tu inteligente plática llena de humor y simpatía”.

EL 'BRIGADISTA' QUE LUCHÓ EN TRES FRENTES

 Con la cabeza y sus recuerdos muy claros, Universo cruzó el Atlántico en octubre 2008,  invitado en España, en representació n de los veteranos de Cuba, por la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI),  ocasión en la que le fueron impuestas dos medallas como Combatiente Internacionalista de la Guerra por la República Española, además fue distinguido con numerosas condecoraciones y reconocimientos por su larga trayectoria revolucionaria. «Todos los combatientes extranjeros que defendieron la República han merecido tales distinciones, independientemente de la Brigada a la que perteneciesen», explico Ángel Rojo, presidente de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales.

 Durante un homenaje a esos combatientes en el Fossar de la Pedrera, sitio en el cual libró importantes combates, Lípiz confesó: “Tengo tantos recuerdos y emociones dentro del pecho que no sé si podré vivir con ellos los años que me quedan…”

 La enseña nacional cubana y numerosas condecoraciones recibidas durante su larga vida, cubrieron el féretro del revolucionario, quien participó también en la Segunda Guerra mundial contra los nazis y en abril de 1961, en la gesta cubana de Playa Girón, después de haber sido combatiente en la lucha clandestina contra la dictadura de Fulgencio Batista. Participó en la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias y combatió en la Lucha Contra Bandidos. Fue sepultado el viernes 14 de agosto pasado, en la necrópolis local de San Carlos.

 Integrado en la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, en los últimos años Universo Lípiz dedicó el tiempo a trasmitir a las nuevas generaciones la historia de los hechos de la guerra civil española, el papel de las brigadas internacionales y los horrores del fascismo

 «Lípiz no es un apellido, es una institución revolucionaria» , pues llevarlo suponía la cárcel o el exilio,  dijo Raúl Roa, gran intelectual y personalidad histórica cubana, en la biografía del matancero Fuego en la sangre, de Arcadio Ríos.

 Universo era hijo de un zapatero anarquista y una madre libertaria obligados a irse de Cuba en 1932, con él con sólo 13 años de edad. A diferencia de la mayoría de los emigrantes españoles, Emilia y Vicente -los padres- llegaron a Cuba en 1907 por motivos políticos. En 1932, el presidente-dictador  Gerardo Machado expulsó a toda su familia de Cuba por actividades contra el gobierno. “Arrastrando un expediente de anarquistas y comunistas, nada más desembarcar en Barcelona todos fueron directo a prisión. Lípiz, por ser menor de edad, a un reformatorio” , según escribe Gilda Fariñas Rodríguez (Bohemia, 29 de abril de 2005, GFR)

 Luego de presiones de sindicatos obreros y alguna ayuda de amigos, lograron salir libres pocos meses después. Estando exiliado en España junto a su familia en el momento en que se desencadenó la guerra civil, después del golpe de Estado  de Francisco Franco y los nacionalistas, el combatiente matancero no perteneció entonces oficialmente a la Brigada Internacionalista Cubana que combatió al lado de los Republicanos españoles entre el 36 y el 39.

 Así su nombre no figura en los dos libros cubanos de referencia: “Cuba y la defensa de la República española” bajo la dirección de Ramón Nicolau (1981, Ed. Política) y “Cuba en España”, de Alberto Alfonso Bello y Juan Pérez Díaz (1990, Ed. Ciencias sociales).

 Deben existir otra(s) explicación(es) . En efecto, ciertos exiliados cubanos en España, desde 1934 o 1935, que combatieron con los Republicanos  figuran, ellos, en “La relación de combatientes cubanos que participaron en la defensa de la República española”, como, entre otros,  Francisco  Maydagan Urquiaga, María Luisa Lafite,  Pedro Vizcaíno Urquiaga,  Moisés Raigorodsky Suria o Benjamín Lafargue Fernández. 

 Hace falta subrayar que la lista termina con la mención: “Esta relación no incluye la totalidad de los combatientes  cubanos, debido a dificultades surgidas al recopilar los datos  correspondientes” (Instituto de Historia de Cuba). 

 Pero tampoco aparece el nombre y apellidos de Universo Lipiz Rodríguez en los testimonios (1985) de M.L Lafita, Vizcaíno Urquiaga cuando habla del “grupo de Barcelona” que residía en la provincia catalana.   

UNIVERSO LÍPIZ LLEVABA INCRUSTADO UN PROYECTIL EN SU RODILLA DESDE JULIO DE 1936

 El sitio español de los Republicanos de la Zona Sur, que ha dedicado  una página a Lípiz, apunta que el cubano, a través de su padre Emilio,  se hizo amigo del líder anarquista Buenaventura Durrutí, integró su Columna en 1936 y después se sumó al “Batallón Español” de la XV Brigada, también llamado “Cubano” por tener muchos combatientes de esta nacionalidad. 
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http://surrepublica no.wordpress. com/2009/
> 08/14/fallece- a-los-91- anos-el-ultimo- brigadista- internacional- cubano
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   (en realidad, Universo Lipiz no es el último cubano.
> Quedarían todavía  entre 5 y 8, según las fuentes. La cifra no llega a diez).

 En una de sus rodillas llevaba incrustado un proyectil desde el 19 de julio de 1936, según recientes declaraciones suyas a periodistas. En España “combatió en distintos frentes”, como los de Brunete (julio 1937), Paso del Ebro (julio 38) o la defensa de Madrid. Con solo 17 años en 1936, Lípiz recibió la primera herida grave de bala, alcanzó los grados de teniente en la primera compañía del cuarto batallón de la división 26,  en el Frente de Aragón y comandó unidades republicanas.

 La historia de su cicatriz, reporta el sitio elmundo.es, se remonta a un día de ataques fascistas al entrar en Barcelona. Universo, que todavía no había cumplido sus 18 años, salió junto a un grupo de anarquistas para hacerles frente en las calles. Su padre le entregó un arma. «Con esta pistola soñé toda mi vida defender los ideales. No me gustaría arrepentirme de habértela dado», le dijo. Por el camino, el chaval cayó al suelo por un disparo: «Noté como si hubiera pisado un charco». Despertó en el Hospital Clínico, donde un cirujano trató sin éxito extraerle la bala perdida. Y ahí sigue. «La herida pica y a veces duele», confesaba.

 ¿Qué siente, 70 años después, al ver su cicatriz?: «El orgullo y la satisfacción de haber defendido una posición ideológica en la que aún creo», se emocionó este ex miembro de una Brigada Internacional, en octubre de 2008 en Barcelona, durante una ceremonia con motivo del 70 aniversario de la despedida de los Brigadistas.

 Según el relato que hizo Universo a Idania y Elizabeth en marzo 2008, recibió un disparo, y alguien dijo con tono despectivo: “¡Lo único que nos faltaba, un cojo!” Su respuesta fue rápida y viril: “Sí, estoy cojo, cojones, y saben por qué, porque en la madrugada del 19 de julio me dieron un tiro en la Plaza de Cataluña. Además soy cubano, ¡cubano!, óiganlo bien, lo que significa que para cualquiera de ustedes no tengo nada que ver con esta guerra; es más, puedo irme tranquilo para mi tierra... sin embargo, estoy aquí y voy a pelear por y con ustedes, ¿cómo les cae? Ah, otra cosa, me subí aquí para cumplir una orden de Buenaventura Durrutí que me dijo mandara este camión, así que el que no esté de acuerdo me avisa, ¿queda claro?”.  

 «Muchas veces me he puesto a analizar por qué hemos perdido. La ayuda militar de los fascistas a Franco y su pandilla es un factor muy importante, también lo fue el bloqueo a que fuimos sometidos los republicanos por parte de las potencias occidentales» , recordaba Lípiz en el libro de Arcado Ríos.

 Universo Lípiz hizo parte, al inicio de la contienda, de los milicianos cubanos que combatieron en todo el país. En Cataluña, son diez los cubanos que participan en los combates. Según la investigadora francesa Denise Urcelay-Maragnè s (1), Lipiz integró la columna anarquista de Durrutí en ocasión de la batalla decisiva de dos días contra el cuartel Atarazanas (19-20 septiembre del 39), cerca del puerto de Barcelona, con otros dos cubanos, Manuel Domínguez Arruga y Antonio Eleuterio Cortázar Álvarez. Los otros seis cubanos están en la misma zona, integrando la columna Lenin (cL) del POUM y la brigada Lluís Companys (bLC) y combatieron en la batalla de Sigüenza: Juan Brea y Landestoy (trotskista, cL), Isidro Díaz Gener El Fandanguillo (bLC), Francisco Escriba Vives, Salvador Bellot Moya y Jaime René Camps. Miralles Bravo, comandante cubano es el jefe de varias unidades en Aragón y en Cataluña, apunta la investigadora francesa.     

 Al finalizarse la guerra civil, 650 cubanos pudieron regresar a Cuba y como cien más a México y a EE.UU. Teniendo en cuenta que 110 murieron (en combate o después) y que un centenar,  presos liberados de cárceles franquistas, lograron pasar la frontera con Francia hasta los anos 40, “hace falta apuntar que queda por descubrir el destino de más de cien cubanos, en el camino del regreso” (Denise Urcelay-Maragnè s)        

 Uno dentro de los exiliados cubanos en el año 36 en España (“la proporción de combatientes no ha sido evaluada, que yo sepa”, escribe D.U-M, quien da todavía la cifra de 170 “localizados”) , uno de los mil cubanos en combate contra las tropas nacionalistas (dentro de unos 35 000 brigadistas internacionales en total), Universo Lípiz tuvo después otra vida de antifascista.

 Después de haber conocido las cárceles franquistas, en marzo de 1939, mientras la República española agonizaba ya, junto a un grupo de combatientes, donde había otros cubanos, escapó de presidio y pasó la frontera con Francia, por las montanas de los Pirineos.

[Después de la derrota, fueron 450 000 los Republicanos que huyeron y pasaron la frontera con Francia. En mayo del 39, 250.000 habían sido internados en ocho campos franceses].

 En el primer pueblo al que llegaron, la policía francesa los detuvo y, tras apalearlos, los llevó a un campo de internamiento, el de Argelès-sur-Mer, en la costa Mediterránea, el único existente en aquel entonces. Ese campo iba a ser mas tarde uno de los varios organizados en el sur de Francia, a donde enviaban a todos los refugiados (incluyendo niños, mujeres y ancianos) de la Guerra Civil. “Había en Argeles unas cuatro mil personas”. En realidad, estaban ya internadas más de  20 000 en febrero de 1939.   

 A lo largo de 1939 y hasta que estalla la guerra en Europa, trasladaron al grupo a otros campos de internamiento, Barcarés, Le Vernet-les-Bains,  y Gurs. (operacional en abril 39). En septiembre, “liberaron” a ciertos presos con formación y grados militares… para que, organizados en batallones, luchen contra los nazis, según el testimonio de U.Lipiz. Mas tarde, se unieron a las tropas de la Resistencia armada en Lyon (Francia) contra las tropas del Tercer Reich. Pero, durante un repliego, la Gestapo detuvo al grupo que fue internado en otro campo francés, el de Saint-Cyprien (creado en febrero 1939) antes de ser enviados al infierno de Dachau, como prisioneros de guerra. Junto con Universo Lípiz, los otros dos cubanos se llamaban Daniel Espino y Manuel Martín Lavandero. Más de seis mil Republicanos fallecieron en el campo de Mauthausen y muchos otros también en Dachau, Buchenwald, Auschwitz, etc…

 Habla Universo a Gilda Fariñas de ese lugar de aniquilar judíos. “Recuerdo que llegamos allí hacinados en vagones sellados de trenes. Ocupamos las barracas de prisioneros de guerra; del otro lado, separadas por una carretera y alambradas, estaban las de los judíos. Al final las cámaras de gas” (nda: en realidad ¿los hornos crematorios? , pues el campo de exterminio con cámaras de gas era principalmente Auschwitz- Birkenau o otros campos también en territorio polaco, o Mauthausen en territorio austriaco. Más de cinco millones de personas perdieron la vida en esos campamentos de exterminio, la gran mayoría de origen judío, como parte de “la solución final”). “Durante las sesiones de exterminio, nos llevaban a las alambradas para ver pasar a los judíos; pero la crueldad llegaba al punto de que los oficiales contaban luego, a carcajada limpia, cómo los ‘freían’. Una y otra vez la imagen de la niña… Cada mañana, al despertar, sabía que estaba vivo por el odio tan grande que sentía hacia los alemanes. Un rencor que podía agarrar y apretar con mis manos… que a veces siento todavía.

 En su “conversación” con Idania Trujillo y Elizabeth Rodríguez,  http://www.centropa blo.cult. cu/
> boletines/bol_ 99.pdf
,
Universo Lípiz  precisa: “No sabíamos donde habíamos caído. Le preguntamos a un alemán que hablaba español.

- ¿Donde estamos? - ¡Ah, pero ustedes no saben donde están! – No-  Pues este es el campo de concentración de Dachau.

 El nombre nos puso los pelos de punta. Imagínense, ahí llevaban a los judíos para “echárselos”. La vida (…) era horrible: las humillaciones, los sufrimientos diarios, el miedo, a todo, a la luz del día, a la noche, a las bayonetas de los soldados apuntándonos todo el tiempo, a las enfermedades. El miedo se me metía por los poros y me dejaba seco. En las barracas habían checos, yugoeslavos, rusos, de todos lados...”.

 ”De hecho, morir allí, no estaba en nuestros planes como sí fugarnos, aunque el acto representaba un suicidio (…) Solo disponíamos de 5 mn para saltar la alambrada. A la diez de la noche, decidimos cruzar la cerca… nos sobraban tres minutos” (a GFR)  

A Idania Trujillo: “Cuando alguien cruzaba las alambradas para escaparse, soltaban a los perros para que los persiguieran como animales, igual que hacían aquí los rancheadores con los cimarrones, igualito. Cuando los cogían vivos, los mataban delante de todos, los colgaban en una tarima y nos hacían desfilar delante de los cadáveres.

Nosotros decidimos escaparnos de aquel campo. Con miedo y todo lo hicimos. ¿Saben por qué? ¿Ustedes han visto las fotografías de ese campo de concentración? (…) En esas condiciones uno se hace la idea de que cuando le toque a uno, cuando le llegue la hora, tiene que hacer algo, intentar algo, no sé, quitarle el arma a un soldado, no esperar tranquilamente la muerte, ¿entienden? Eso fue lo que yo siempre pensé. Tranquilo no me voy a morir. Pero los judíos no, ellos iban en fila, tan, tan, tan, al campo de exterminio. ¡Coño, no había quién entendiera eso! “

Estuvo entonces en una cárcel nacionalista, en tres campos de internamiento en Francia, en el de concentración en Dachau, Alemania (1939-1942) y dos otros campos de presos en la España franquista  (finales de 1942)... y la guerra,  decía él,  frustró su primer amor, al que todavía no ha olvidado.

 “En el que corazón de la tormenta que involucró a miles y miles de hombres y mujeres en el exilio, cada experiencia individual fue una historia original, irreductible a un modelo único”, escribió el historiador francés Bartolomé Bennassar. La de Universo Lípiz fue una de ellas. Irreductible.

A principios del 42, lograron entonces evadirse y recorrieron media Alemania y toda Francia. A pesar de las circunstancias, pasaron a España bajo un gélido invierno, apenas vestidos y mal alimentados. De inmediato la Guardia Civil los detuvo por indocumentados y bajo acusación de ser republicanos los metieron en el Campo de Internamiento Caldas de Marbella y unos meses más tarde en el de concentración Miranda de Ebro. Ocho meses más tarde y tras algunas gestiones de su familia, Universo Lípiz llegó, finalmente, a Cuba. Según fuentes cubanas, llegó en el 42. Denise Urcelay-Maragné s considera que “Universo Lipiz puede ser, tal vez, el último repatriado desde España en 1948” (testimonio no repertoriado en el IHMCRS de La Habana (Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución socialista). 

 Pelayo Cordero Nicot (108), regresó en 1945, después de haber pasado seis años en numerosas cárceles franquistas y campos de trabajo.

 Francisco Escriba Vives en 1945 también. Su embarque (septiembre 1939) en la Rochelle, Francia,  quedó interrumpido por la guerra. Fue movilizado e integrado a un batallón francés de ingenieros. Después de varias trágicas “peripecias”, que duraron casi 5 años, embarcó en Bilbao, España. 

 Según D.U-M, Josefina Díaz Puerto salió de cárceles franquistas en 1944 y Francisca Pérez Gonzales regresó a Cuba en 1957, después haber pasado años de lucha con la Resistencia en Francia hasta 1945.    

 En su larga vida, Universo, por ser un combatiente excepcional, tuvo que responder a muchas preguntas de una buena cantidad de periodistas. Todos por supuesto respetuosos, frente a un monumento de las luchas antifascistas del siglo XX. Universo nunca se cansó de contar. "Aunque nos duela, debemos recordarlo, y contarlo a los hijos, a los nietos, para que la humanidad jamás olvide esos crímenes horrendos... " Los que lograron conocerle, como los que venían a verle en Matanzas, siempre mencionaron lo mismo en una parte de sus reportajes y entrevistas: “lucidísimo” a sus 80, 85, 87 y sus 90 años.

Entre ellos, tres particularmente han dejado testimonios de interés, el de Idania Trujillo y también los de Gilda Fariñas Rodríguez (2005) y en otra medida, el de Cándido Domínguez (2006).

http://www.centropa blo.cult. cu/boletines/ bol_99.pdf

http://www.centropa blo.cult. cu/boletines/ bol_116.pdf

http://www.bohemia. cu/2005/abr/ 04/sumarios/
> nacionales/articulo 2.html

http://www.giron. co.cu/Sitios_ Web/Playa_ Giron/Reportajes
> /Tanto%20en% 20Espa%F1a% 20como%20en% 20Gir%F3n. html

 En una “breve reseña biográfica”, como la califican varios sitios españoles especializados, Gilda Fariñas Rodríguez, quien conoció a U. Lipiz en 2005 (“De visita en la ciudad de Matanzas, el azar y unos buenos amigos nos ponen frente a Universo Lípiz”), dedica una buena parte de su reportaje a la estancia del matancero de 20 años en el campo nazi de Dachau.

“Se le quiebra la voz y se le humedece la mirada cuando narra lo visto aquel día de 1941”, relata. “Una imagen que no ha logrado zafar de sus noches, una pesadilla que lo seguirá hasta el último suspiro de su vida. Él lo sabe… y lo confiesa”.

“Cada vez que cierro los ojos solo veo a aquella mujer y sus dos hijitos caminando resignada hacia la muerte, y a la niña diciendo adiós, ajena a su destino.”(…)

En la segunda parte de su reportaje, Cándido Domínguez narra cómo Universo Lípiz se incorporó a las batallas de Girón. En la madrugada del 17 de abril de 1961, le informaron de la tentativa de invasión. Rápidamente se trasladó a la delegación del Ministerio de la Construcción donde era entonces asesor de relaciones públicas y jefe de las Milicias.”Me encomendaron varias misiones”, antes de continuar hacia el frente de batalla. En su opinión, la acción más difícil fue la librada por desalojar a los mercenarios del poblado de Pálpite.

 Lípiz hace una pausa, sus ojos brillan de una manera especial, relata Domínguez. Comentó después un  bombardeo de alemanes a una colonia infantil en Barcelona, donde había más de 300 niños y también la mirada de la niña en Dachau, que alzó su mano para decirle adiós…“El brillo de los ojos de Lípiz desciende ahora por sus mejillas, la voz se convierte en una especie de rugido rabioso e inevitable ante el recuerdo de la barbarie”.

 La conclusión nos la dan Gilda Fariñas Rodríguez e Idania Trujillo: “Si bien reconoce sentirse, en ocasiones, aturdido por tantos hechos y fechas, a sus 86 años Lípiz ha logrado hilvanar con gran lucidez una historia de guerra, exilio, amor, odio, miedo, fugas, hambre, frío, muerte, horror… su historia de carne y huesos” (GFR)

 Querido viejo, aunque ya te hayas ido en un soplo de aire, eres de esas ausencias que permanecen como lo único verdadero, intacto y perecedero” (IT)

Todavía hay Lípiz para rato.  

(1)- El libro (2008)  de Denise Urcelay-Maragnè s “Les Volontaires cubains dans la défense de la République espagnole, 1936-1939 »,  es el unico libro en francés dedicado a ese tema histórico. (Ed. L’Harmattan, 288 p., Bibliographie) Reunió mucha documentación  en Cuba, en Madrid, Nueva York y otros lugares, y a partir de entrevistas y documentos inéditos redacto primero una tesis de Literatura y Lenguas extranjeras (2006). Ampliando sus investigaciones, publico su libro dos anos después, considerado por muchos especialistas como un trabajo indispensable para entender  como se realizo la participación cubana y conocer con muchos detalles y rigor un aspecto olvidado de la solidaridad internacional durante  la Guerra Civil.

 

Adiós al notario de Mauthausen

Adiós al notario de Mauthausen

Fallece Mariano Constante, el oscense que estuvo preso en el campo de concentración nazi y que vivió para contarlo. Y lo contó.

 

 En 2010, le tocaba cumplir 90 años. O quizá fueran 65. Según lo que él quisiera celebrar. Porque Mariano había nacido en 1920, pero fue en 1945 cuando logró salir del campo de concentración de Mauthausen. Son muchas las cifras que se amontonan en tan larga trayectoria, pero quizá una nunca podría olvidarla: el 4.584, su número como prisionero allí.

 

El dicho de las siete vidas le iba como un guante. Aunque las suyas fueron ocho. Porque, además de los sufrimientos que tuvo que padecer por la sinrazón nazi, fue condenado a seis penas de muerte en su país, en la España franquista, donde no pudo regresar hasta 1963.

 

El oscense Mariano Constante hizo honor a su apellido durante toda su vida. Nacido en Capdesaso, combatió en la Guerra Civil en la 43 División del Ejército Republicano Español, que estuvo en el paso de Bielsa, y fue militante de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Se exilió a Francia en febrero de 1939 y, tras estar enrolado en una Compañía de Trabajadores Extranjeros al servicio del Ejército francés, cayó prisionero de los alemanes cerca de la línea Maginot una vez que cayó París, en junio de 1940.

Su llegada a Mauthausen fue el 7 de abril de 1941. Pero él decía no recodarlo bien. Prefería acordarse de la liberación. "Era muy duro saber que acababa nuestro holocausto, pero que muchos no estaban presentes", diría en una entrevista a HERALDO. Además de los horribles trabajos que soportó, tuvo que despedirse de muchos compañeros. A Mauthausen entraron 841 republicanos aragoneses, de los que murieron 474. Su subsistencia allí tuvo mucho que ver con la organización clandestina que logró organizar, sin contar la solidaridad entre los presos españoles y, aunque parezca mentira, el sentido del humor. "Era una de las cosas que nos impusimos", contó. Salió el 5 de mayo de 1945. Pero fue difícil olvidar. Es más, nunca lo pretendió. El histórico preso fue el más prolífico y notario de lo que ocurrió en aquellos siniestros barracones. Sus libros, como Triángulo Azul. Los republicanos españoles en Mauthausen, Los años rojos o Yo fui ordenanza de los SS, se convirtieron en la memoria viva del terror nazi.

 

Constante fue condecorado con la Medalla a los Valores Humanos por el Gobierno aragonés en 2002 al reconocer su papel como "ejemplo vivo de la lucha del hombre contra la intolerancia y por conseguir un mundo en el que los seres humanos podamos convivir en paz". Su labor también mereció diversos reconocimientos nacionales e internacionales.

 

"A veces me dicen si es preciso que siga contando lo que pasó. Pues sí", declaró hace unos años. Y así hizo siempre. De hecho, iba a ser entrevistado por un equipo de Factoría Plural que está elaborando un documental sobre los aragoneses en Mauthausen. Pero una afección cardiaca que le tuvo hospitalizado varios meses consiguió el pasado 20 de enero en su casa de Montpellier lo que ni el franquismo ni el nazismo hicieron: apagar su voz. Sin embargo, su mensaje sigue vivo.

 

 

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